El derbi entre Atlético de Madrid y Real Madrid terminó en empate, pero el análisis de lo que ocurrió sobre el césped va más allá del resultado. El equipo de Carlo Ancelotti, que se adelantó en el marcador con el 0-1, volvió a caer en la trampa de sus propios errores: cambios tardíos y una falta de autocrítica preocupante.
Ancelotti solo hizo tres sustituciones a lo largo del encuentro, y todas ellas a partir del minuto 87. Lucas Vázquez entró por Luka Modrić y Endrick reemplazó a Vinícius Júnior en una decisión que parecía más destinada a aguantar el marcador que a buscar cerrar el partido con un segundo gol.
Luego, en el minuto 90, Fran García fue introducido por Rodrygo, un cambio completamente defensivo que terminó limitando cualquier posibilidad de reacción ante el empate de Ángel Correa.
El problema es claro: dos de los tres cambios fueron defensivos, con el único objetivo de proteger el resultado, un planteamiento que terminó siendo contraproducente. El equipo perdió la capacidad de generar peligro, y cuando el Atlético empató, no había suficientes armas en el campo para revertir la situación.
Sin arrepentimiento
Tras el partido, Ancelotti fue tajante: "¿Mis sustituciones? No me arrepiento". Esta declaración refleja una postura que preocupa a muchos aficionados. El técnico italiano, en lugar de reconocer la falta de reacción o la pasividad de sus decisiones, se mantiene firme en una estrategia que, partido tras partido, demuestra ser insuficiente.
El Real Madrid, con una plantilla llena de talento, parece estar atrapado en una gestión limitada en confianza a un número escaso de futbolistas. Una política que puede terminar costándole caro en momentos clave de la temporada. Es hora de que Ancelotti haga autocrítica y evalúe si sus planteamientos realmente están maximizando el potencial de este equipo.