No es la mejor de las noticias para un entrenador, que nada más llegar a un nuevo equipo su máxima estrella sea apartada y obligada a entrenar con el resto de los descartes por negarse a renovar. Tampoco lo es, que eso acabe significando que el mejor jugador del mundo tiene todas las papeletas de abandonar el club, con rumbo a uno de los mayores enemigos, tanto para el PSG como para Luis Enrique.
El ‘Caso Mbappé’ estalló poco antes de la pretemporada y del fichaje del técnico asturiano por el club parisino, con una carta publicada por el diario francés ‘Le Parisien’, en la que la estrella del equipo galo le comunicaba a la dirigencia del club, que no iba a ejecutar la cláusula de renovación por un año más que había firmado ambas partes en el contrato de renovación firmado en mayo de 2022.
El ambiente en el PSG no es bueno
Esto ha creado un ambiente contaminado en el equipo, que ve como uno de sus compañeros, el mejor jugador del mismo es apartado para que acepte firmar un nuevo contrato que amplíe su relación contractual con el club o ser traspasado dejando una buena cantidad de dinero al PSG.
En todo este embrollo está metido el club parisino y un Luis Enrique, que se ha resignado a aceptar que las decisiones que tome Al Khelaifi con Mbappé no son cuestiones en las que él pueda tener una opinión. El entrenador español sabe que el club está haciendo muchos esfuerzos por reforzar su línea atacante ante las salidas de Messi y la más que probable de la estrella de la Selección francesa.
Dembelé ya ha sido fichado, depositando los 50 millones de euros de la cláusula de rescisión que tenía en su contrato con el FC Barcelona. Gonçalo Ramos está a punto de ser nuevo jugador del PSG tras un acuerdo con el Benfica que rondará los 80 millones de euros, y además está sonando con fuerza Kolo Muani, que tendría un valor de 100 millones. Con esto se tendrá que conformar Luis Enrique, que no es poco.