El Barcelona lleva años en crisis, a pesar del cambio de directiva y la limpieza en el vestuario culé, el equipo azulgrana ve como la crisis se va haciendo mayor con el paso del tiempo, metiéndose más profundo en un pozo que parece no tener fondo y poniendo al Barcelona en una posición muy delicada.
Aún más delicada tras la guerra que se ha declarado recientemente entre el barcelonismo y la directiva culé, situación provocada después de poner en duda los valores que tanto presume el equipo de tener, característica del club que lleva años desaparecida y que hoy por hoy parece más una palabra que una realidad dentro de la institución culé.
La guerra azulgrana
El descontento del barcelonismo surgió desde hace mucho años, pero recientemente se ha agravado por los partidos referentes a la Supercopa de España, que se celebrarán en Arabia Saudí, país sumamente atacado por sus normas tan estrictas y que chocan directamente con los valores del Barcelona.
La directiva del equipo, y más concretamente Joan Laporta, presidente del club, se han dedicado desde su llegada a desprestigiar a la directiva anterior por venderse a los países de Oriente Medio, situación que no ha cambiado para nada y que ha provocado la guerra entre el barcelonismo y el club, donde los culés no entienden cómo el equipo presume de ser cercanos a movimientos como el LGTBI, respetar estos valores de diversidad y respeto para luego ignorar todo esto cuando van a países de Oriente Medio.
La situación está cada vez peor, con aficionados y propios miembros del club cansados de esta hipocresía dentro de la directiva, una que no ha hecho más que desmeritar las cosas hechas por la directiva pasada pero que no se piensan ni un segundo en hacer lo mismo o incluso más, con Laporta siendo el principal objetivo del barcelonismo debido a los múltiples tratos, viajes y relaciones del presidente culé con Oriente Medio.
La paz se ve distante
Esta guerra, a pesar de estallar recientemente, se ha ido fraguando desde hace años, con la directiva pasada siendo los pioneros en generar este descontento general dentro del barcelonismo por los tratos que tenían con países de Oriente Medio, el cambio de directiva parecía ser el regreso a los valores y prestigio del club, pero no fue así.
Estas relaciones con Oriente Medio se pueden entender por la crisis tan fuerte por la que está atravesando el club, que los coloca en una posición donde deben buscar ayuda de cualquier parte, pero si tienen relaciones con países tan estrictos como Oriente Medio lo mejor sería, para bien o para mal, dejar de presumir y recalcar los valores del club que ahora pasaron a ser más palabras de marketing que la identidad de los culés.